Contemplación es una obra que nace desde la interioridad espiritual y la alquimia simbólica. 


A través de la técnica del mosaico, esta pieza propone mirar hacia el centro, hacia adentro, no solo para encontrar la divinidad que habita en cada ser, sino también para despertar el amor y la compasión (hacia sí mismo, los otros y nuestro entorno-naturaleza)  como fuerzas que nos transforman y nos invitan a irradiar luz  y aportar al mundo en este momento histórico. 


La obra fue construida con materiales que, en su misma naturaleza, refuerzan el mensaje contemplativo y alquímico: fragmentos de vidrio dorado y carbón de Amagá-Colombia, se entrelazan para crear un campo visual que irradia luz. Esta tensión entre lo oscuro y lo brillante, lo denso y lo frágil , propone una lectura sobre la transmutación, la espiritualidad y la belleza que puede nacer de las profundidades.


El formato circular remite al símbolo del Todo, de lo continuo, del ciclo de vida-muerte-renacimiento. En el centro, la forma de cruz  representa la unión de los opuestos (lo vertical y lo horizontal, lo espiritual y lo terrestre, lo masculino y lo femenino), el punto de encuentro entre tensiones que al integrarse generan sentido; así mismo, la custodia que invita a adorar lo que hay en el centro: el corazón y la divinidad.  A nivel compositivo, el uso del oro evoca lo sagrado, lo celestial, mientras que el negro del carbón recuerda que la luz brilla gracias a la oscuridad  que viene de las profundidades.


Contemplación, apoyándose en una estética que remite a lo litúrgico, invita a sostener la mirada en lo esencial, a rendirse por un momento a la experiencia de la búsqueda de la consciencia y  lo divino en medio de lo cotidiano, a reconocer nuestras propias sombras y también nuestras posibilidades de irradiar belleza, bondad y amor.



Ficha técnica: